La libreta verde

Nací a las 0:30 del miércoles 25 de febrero de 1981, dos semanas después de lo esperado, estoy destinada a llegar siempre tarde.

marzo 04, 2006

Las mañanas siempre son difíciles.

Las mañanas siempre son difíciles, eso sí, unas mas que otras.

Esta mañana por ejemplo, el sol se colaba por la ventana y mi gata, extrañamente estaba cómodamente dormida en su canasta junto a mi cama ( y digo extrañamente por que yo no tenia gato desde hacia unas tres semanas cuando súbitamente Nina desapareció, yo la busque mucho, en el parque, en las casas de los vecinos, hasta en la casa de mi tía, Nina no apareció por ninguna parte), después, cuando por fin me levante a prepararme un café, recordé que ayer con el afán de evitarme el trancon de la hora pico, se me había olvido por completo comprarme aunque fuera un tarrito de café instantáneo, así que en el apuro mañanero (ya se me había hecho tarde) se me ocurrió remplazar el café por una agua panela bien dulce y una café aspirina.

Ya resuelto el problema del café matutino (que es lo que finalmente me levanta en la mañana) me dispuse a acicalarme para ir a trabajar, descubriendo con terror que mi gato había vuelto a la casa para tener y criar allí a sus gatitos, cosa que no tendría que ser problema de no ser por que había dispuesto de mi cajón de zapatos como lugar de alumbramiento. Mi Nina, habitualmente tan modosita y cariñosa se había convertido ahora en una fiera, una bestia salvaje dispuesta a todo (hasta a evitar que yo sacara los mocasines negros) con tal de quedarse en ese lugar.

Finalmente valiéndome de un ardid que me llevo mucho tiempo planear y ejecutar, logre esquivar casi todos los certeros ataques de Nina y sacar por fin unos zapatos que lastimosamente eran los únicos que podrían desentonar con mi traje.
Salí huyendo de mi casa, si huyendo, Nina se había puesto de un animo terrible y amenazaba con arañar todo a mi alrededor y a mí mismo con tal de vengar la afrenta recibida de mi; de todas maneras se me había hecho tardisimo para llegar a trabajar.

Decidí no hacer caso a todos los inconvenientes mañaneros, de todas maneras yo sé que las mañanas siempre son difíciles.
Intente demorar de mil maneras el regreso a casa, estaba seguro que Nina ya habría pensado en algo para vengarse de mí (no la creía tan buena madre como para que solo tuviera cabeza para sus hijos), mi animo ya no podía aguantar otra sorpresa más.

Pensé en hacer las paces con Nina y llevarle a ella y a su prole unos regalitos. Pare primero en una tienda para animales y le compre a Nina un nuevo juguete, un lindo ratoncito de cabuya, con un cascabel por dentro, era un regalazo y pensé inocente que esto iba a lograr la paz con ella.

Luego fui al super y compre un montón de esos pasabocas gatunos que a ella le encantan y un montón de estopa para la muy bien escogida cuna de los gatitos, mi cajón de los zapatos.

Llegue a la casa y entre con mucho cuidado, tratando de no llamar bruscamente la atención de Nina, quería que nuestro encuentro fuera de lo mas pacifico. De pronto vi unos grandes ojos brillantes y con las palabras mas dulces salude, hable de mi día y describí los maravillosos regalos que traía, cual no seria mi sorpresa, cuando al acercarme vi que esta no era mi Nina, si no otro gato aparecido por ahí de la vecindad y eso si, este no resulto ser cualquier gato, si no don gato, por que la muy zorra de Nina se había metido con el gato mandón de la comarca, un gato pandillero tan grande que hasta a mi, me aterrorizaba.

Huí, como no, que esperaban, ya esta mañana Nina había sido muy clara conmigo diciéndome que por lo menos por un rato me quería lejos de sus hijos, así que preferí evitar que el señor padre (que por si acaso no lo había dicho era gigantesco) también me lo dijera.

Y aquí estoy, tomándome un escocés en las rocas, esperando a llegar mas tarde a la casa y deseando que mañana fuese sábado para no tener que volver a ir a la oficina con este mismo par de zapatos, no debería preocuparme mas por hoy, no podría tener hoy mas sorpresas al llegar a la casa, no creo que mas gatos se muden para allá, lo que si me preocupa es que las mañanas siempre son difíciles y ya se acerca la siguiente, Carajo! No compre el café... bueno por lo menos tengo suficiente comida para gatos.

2 Comments:

Blogger hoffen said...

jajajjajajjaja

que divertido como lo cuentas, pero puede ser peor de lo que crees...

me preocupa que el novio de Nina estè en tu casa, por que no es para ir a ver como nacieron de lindos los bebes, normalmente (dice el veterinario de Gris) que los machos buscan acercarse y de ser posible matar a los bebès por que una vez la mamà no tiene hijos vuelve a quedar en calor!

y recordè un cuento de Cortazar, "La Casa Tomada", eso me divirtiò mucho.

5/3/06 20:58  
Blogger Ofelia said...

Gracias, Lo que me alegra en realidad, es comprobar que alguien si entra a mi blog. Voy a leer ese cuento de Cortazar.

5/3/06 22:09  

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