FIN DE SEMANA
Vengo a pasar el fin de semana electoral a Chia (hago parte de los perdedores). Dejo el bed and breakfast, pido el favor de que le den la comida a la Furry Queen (manigua, cara bola, gato, etc), y contrario a todo lo que he dicho, recojo una buena parte de ropa sucia, y vengo a casa de mama.
Primero noto con sorpresa que las orquídeas están súper bien, y que mama logro que una de ellas pasara al otro lado, y “retoñara”, como cómo un marranete, y sigo subiendo de peso, casi no fumo (para que?, tengo comida lista, y casi no salgo del cuarto).
Luego, noto, que en serio, ya no se espera que vuelva a vivir acá; en el que era mi cuarto, todas las cosas que me quedan, están metidas en cajas, arrinconadas en una esquina, la maquina de coser, ya esta instalada, y dentro de poco, también lo estará la biblioteca. Como siempre, me sorprendo de lo rápido que uno se hace a las rutinas, y me alegro de venir de vacaciones al 5 estrellas.
En medio de todo me adelanto, y pienso que chapinero es muy buen spot, y que me gustaría que el próximo apartamento también quedara por ahí, eso si, no sobre la Fifth Avenue, o al menos, no un segundo piso.
Sigo pensando en las rutinas, y en las costumbres, de cómo me refugio en ellas, y de cómo ellas van configurando mi mundo, y de cómo en el fondo, no es solo acerca de rutinas y de costumbres, es de personas, de cómo uno va haciendo permeable el Kinder huevito transparente en el que se vive, e inevitablemente va dejando que algunas personas pasen, para que lleguen a convertirse o a formar parte de las rutinas y costumbres, sin recordar que el Kinder huevito, se tiene precisamente para ser una observadora pasiva… es mucho mas fácil salir cada mañana alrededor de las 10, ir a la Pola, pedir un jugo de naranja natural, fumar un cigarrillo y leer, es chistoso, pero si no lo hago, siento que se me desordeno el día.

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